Actualmente la LAU o Ley de Arrendamientos Urbanos, que es la que rige todos los alquileres, permite a los propietarios, grandes y pequeños, echar a las inquilinas en cuanto se acaban los tres años de contrato o en cuanto finaliza alguna de las prórrogas, sin que quienes alquilamos podamos decir nada. Permite incluso que el propietario dé por terminado el contrato en cualquier momento con la excusa de necesitarlo para sí, pero sin tener que demostrarlo de ninguna manera. En definitiva, con esta ley los propietarios lo pueden todo y las inquilinas nada.
Aunque es cierto que, en un contexto de crisis como el actual, hay familias que complementan sus ingresos con una renta de alquiler, ni la ley está pensada para ayudar a estas familias ni son ellas quienes acaparan vivienda y protagonizan y alimentan la actual burbuja del alquiler. Hoy sabemos que en las grandes ciudades como Barcelona el 34% de las viviendas en alquiler están en manos de entidades jurídicas, que toman la forma de fondos buitre, SOCIMIS y grandes tenedores de todo tipo.
Para plantar cara a estos especuladores y grandes propietarios, que están arrasando con nuestras ciudades y nuestros barrios, ahora mismo el arma más efectiva es #NosQuedamos: hasta ahora podían echarnos de nuestras casas sin que tuviéramos capacidad de respuesta, pero a través del sindicato, de la campaña #NosQuedamos y la unión de las inquilinas estamos logrando que muchos propietarios y especuladores se sienten a negociar con las inquilinas.
Al declarar las inquilinas que no nos vamos a ir cuando el propietario quiera solo para subir el precio del alquiler estamos desobedeciendo una ley injusta y afirmando que es más importante nuestro derecho a un hogar que su derecho a extraer beneficios. Gracias a la acción del sindicato, estamos consiguiendo forzar lo que todos los sindicatos han buscado siempre: la negociación colectiva. De esta manera, son muchas las vecinas que han podido renovar sus contratos, evitar las subidas del precio del alquiler y quedarse en sus casas.